quarta-feira, outubro 25, 2006

A espanholizaçom de Galiza

"Los hermanos González eran mozos refinados, pulidos y ricos. Un día, cabalgando su automóvil, salieron desde su pueblo a la ciudad. Aparcaron frente a un estanco y se apearon: uno de ellos entró a comprar tabaco fino, rubio. Pagó a la estanquera y como tardase, su hermano le gritó desde allí:'¡Pero a ver home!' ¿ves ou que?.'Espera un pouco que teño sede, vou a beber auga'. Estas palabras así, textualmente.
Despues de examinar todo ello con un poco de calma, la españolización de Galicia se impone. Se impone, si no queremos, en aras de una imperfecta tradición dialectal, que nos tachen de palurdos, sin ser, que reinen confusiones bilingües perjudicadoras de la cultura y del avance de los pueblos, que se prolongue y perviva el ridículo escarnio de una raza a costa de la jerga usada por la generalidad de las gentes gallegas.
Nadie se escandalice, nadie ponga el grito en el cielo.
Yo, gallegos de las cuatro provincias, amo a mi tierra. Y por eso, porque la amo, me duele, como a Miguel de Unamuno le dolía España.
La lengua vernácula debe, en aras del avance social y humano de Galicia, pasar a ocupar su verdadero puesto: un lugar en la tradición. Que sea cultivada por quienes de veras la aman y la conozcan, con la debida perfección, pero sin fomentar el uso y el abuso entre las mentes paisanas, desconocedoras, en abrumadora mayoría, del auténtico dialecto. Que sea cultivada, repito, por quienes lo prefieran, pero siempre en la línea íntima de lo tradicional, lo mismo que se cultiva la música, la danza o la leyenda hermosa y sugestiva de la tierra.
En Galicia, y esta realidad se impone, debe de aprenderse a hablar urgentemente en castellano. Debe ser nuestro propio idioma español la carta presentadora en todos los labios regionales. Y cuando ello se consiga, cuando el dialecto gallego que pulula en jerigonza fea e imperfecta se haya desraizado de los montes, Galicia ciertamente, habrá adelantado un paso más.
Yo señores, desearía que las nuevas generaciones alcanzasen en su afán progresista el que ni uno solo de nuestros paisanos pidiese 'auga' ni 'ajua', ni nada por el estilo, sino lisa y llanamente 'agua'.
Borremos los hábitos inútiles y perjudiciales para nuestra tierra, lo mismo que intentamos desterrar el arado y el trespiés.
Españolizar, con nuestro hermoso idioma español a Galicia, es también, aunque algunos aferrados opinen lo contrario, una forma de amarla".
Cristina Amenedo, galeguinha acomplexada e franquista; em La Voz de Galicia (14-VI-64)

1 comentário:

Anónimo disse...

Gallego orgulloso de serlo: el fiscal emérito coruñés don Juan José Martínez Zato........